Compartir de Cristo con Alguien

Cada interacción que tengas con un no-creyente puede tener un impacto en esa persona y ayudarla en su camino para aceptar a Cristo.

Compartir de Cristo con Alguien
Series: Devocionales

¿Pero cómo pueden ellos invocarlo para que los salve si no creen en él? ¿Y cómo pueden creer en él si nunca han oído de él? ¿Y cómo pueden oír de él a menos que alguien se lo diga? ¿Y cómo irá alguien a contarles sin ser enviado? Por eso, las Escrituras dicen: «¡Qué hermosos son los pies de los mensajeros que traen buenas noticias!»

Romanos 10:14-15

Solía sentirme mal cuando la persona con quien compartía el evangelio decía que “no” quería aceptar a Jesús. Me presionaba mucho a mí misma y evangelizar se convirtió en una obligación que me llenaba de tensión, en lugar de sentirme privilegiada y gozosa por poder hacerlo.

Por la gracia de Dios, todo cambió cuando fui a un retiro de evangelismo. El maestro nos explicó que el camino que lleva a las personas a la salvación puede tomar muchos pasos. Primeramente, él dijo que ellos aprenderán acerca de la existencia de Dios y la creación. Tal vez más tarde, aprenderán acerca del amor de Dios. Y posteriormente, descubrirán que Dios envió a Jesús para mostrarnos el corazón del Padre al morir por nuestros pecados y ofrecernos vida eterna. 

Aún después de que alguien escuche el Evangelio, podría requerir de más influencia cristiana para ayudarle a creer y a aceptarlo. Cada interacción que tienes con un no-creyente puede tener un impacto en la persona y esto le ayudará en su camino para llegar a aceptar a Cristo. 

Anhelando Salvación

La Biblia nos garantiza que “… todo el que invoque el nombre del Señor será salvo” (Joel 2:32a). Cuando amas a alguien, tú quieres ayudarle a que encuentre la salvación que Dios ofrece. Dios mismo ama a la humanidad “pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad” (1 Timoteo 2:4).

Trabajando Juntos 

Nuestro maestro nos exhortó a que no nos desanimemos a causa de los que no se convierten a la fe inmediatamente. Y en vez de clasificar a las personas como “salvas” y “no salvas”; nos animó a que visualicemos el camino espiritual de la persona en una escala del 1 a 10. Simplemente con presentarle a Dios a alguien, es posible que tú le ayudes a moverse del punto 1 al 2. Otro creyente le puede ayudar en los siguientes pasos y, posiblemente, tú tengas la oportunidad de influir en esa persona nuevamente, hasta que eventualmente llegue al “10”, y la fe que lo salvará. Después de todo, todos los cristianos debemos compartir sobre el amor de Dios, y Él nos ha dado diferentes fortalezas para hacerlo: “El cuerpo humano tiene muchas partes, pero las muchas partes forman un cuerpo entero. Lo mismo sucede con el cuerpo de Cristo”. (1 Corintios 12:12).

Ora esta semana:

“Señor, te pido que me equipes y me pongas en el lugar adecuado en donde pueda compartir las buenas nuevas de Jesucristo. Abre mis ojos y mente mientras busco diferentes formas de compartir el evangelio. Amén”.


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