¿Cuánto tiempo tardará Dios en responderme?
¿Alguna vez te has preguntado: “¿Está Dios ahí? Y si está ahí, ¿por qué no me responde?"
No tengan miedo. Solo quédense quietos y observen cómo el SEÑOR los rescatará hoy. Esos egipcios que ahora ven, jamás volverán a verlos. El SEÑOR mismo peleará por ustedes. Solo quédense tranquilos.
Si te has preguntado "¿cuánto tiempo tardará Dios en responder a mi oración?", no estás solo. ¡Todos hemos estado ahí! Hasta los israelitas se quejaron de eso mismo.
Cuando el Faraón ordenó a los egipcios que persiguieran a los israelitas, ellos se aterrorizaron y clamaron al SEÑOR. Le dijeron a Moisés: “¿Por qué nos trajiste aquí a morir en el desierto? ¿Acaso no había suficientes tumbas para nosotros en Egipto? ¿Qué nos has hecho? ¿No te dijimos que esto pasaría cuando aún estábamos en Egipto? Te dijimos: ‘¡Déjanos en paz! Déjanos seguir siendo esclavos de los egipcios. ¡Es mejor ser un esclavo en Egipto que un cadáver en el desierto!” (Lee Éxodo 14:10-12.)
Pero Moisés les dijo: “No tengan miedo. Solo quédense quietos y observen cómo el SEÑOR los rescatará hoy. Esos egipcios que ahora ven, jamás volverán a verlos. El SEÑOR mismo peleará por ustedes. Solo quédense tranquilos” (Éxodo 14:13-14).
¿Alguna vez te has quejado así? Seamos honestos, todos lo hemos hecho. Y eso se debe a que estamos inmersos en nuestras propias luchas. Terminamos aterrorizados como los israelitas. Nos quejamos cuando estamos en medio de ese ardiente desierto de frustración. Y mientras caminamos con dificultad a través de esa árida tierra de conflicto, de incertidumbre y nerviosismo, buscamos desesperadamente la respuesta de Dios, un camino claro, una solución; y esperamos ser rescatados inmediatamente.
Pero no encontramos a nadie. Y nos persiguen nuestros propios egipcios llamados estrés y ansiedad, que amenazan con arruinarnos el día.
Pero si Moisés estuviera vivo hoy, podría publicar un mensaje para todos nosotros diciendo: “No se preocupen, Dios peleará sus batallas. Su respuesta ya está aquí. Solo necesitas estar tranquilo".
Es en la tranquilidad de Su presencia que Su paz puede llenar nuestras noches. Es en la tranquilidad de nuestro corazón cuando Su susurro lo atraviesa. Y es en la tranquilidad del momento cuando vemos Sus promesas cobrar vida.
El contenido de este Devocional ha sido compartido a través de una asociación con Janet Perez Eckles.
Ora esta semana:
Padre, necesito que calmes mi corazón. Por favor, susurra Tu respuesta a mi anhelo. Silencia las distracciones a mi alrededor para poder ver Tu respuesta a mi oración. En el nombre de Jesús, Amén.