En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!
Continuamos con la serie “Dios nos enseña”. ¡Veamos hoy lo que Dios nos quiere enseñar acerca de la alegría!
¿La alegría y la felicidad son lo mismo?
No, no lo son. Hay una gran diferencia entre la alegría y la felicidad. La felicidad está relacionada con lo que nos sucede, pero la alegría es algo que podemos tener sin importar lo que nos pase. Nos sentimos felices cuando todo nos va bien. Si alguien te diera una gran cantidad de dinero, probablemente eso te haría feliz. Para otros, la ropa nueva les haría especialmente felices. El conseguir las cosas que queremos, nos hace muy felices. Sin embargo, cuando no obtenemos lo que queremos, nos ponemos tristes, nos deprimimos e incluso nos enojamos. ¿Alguna vez has visto a niños enojarse cuando no consiguen tener algo que querían? Pueden llegar a crear un alboroto, llorar o incluso hacer una pataleta.
¿Podemos tener alegría cuando tenemos dificultades en la vida?
La alegría es muy diferente a la felicidad porque es algo que podemos tener cuando las cosas no van tan bien en la vida. La palabra "alegría" simplemente significa estar contento. Existen tantas cosas en la vida que pueden llegar a privarnos de tener una actitud feliz. Podría ser alguien que te trate de manera cruel o causarte algún otro tipo de sufrimiento en tu vida. ¿Qué pasaría si perdieras tu trabajo o te cayeras y te lastimaras? Hay muchas maneras de perder la perspectiva de la felicidad, ya que esta, está relacionada directamente con nuestras circunstancias. Si las circunstancias son buenas, entonces probablemente estarás feliz. Pero la alegría es algo que Dios nos da incluso cuando las cosas no están bien.
¿Cómo podía Jesús tener alegría cuando sabía que iba a ser crucificado?
La alegría está en saber que no importa lo que nos suceda, nuestro Padre Celestial está en control de nuestras vidas y de que tengamos la vida eterna. Hebreos 12:2 dice: “Debido al gozo que le esperaba, Jesús soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que esta representaba”. Jesús nunca perdió Su alegría porque Él sabía que Su Padre controlaba todo lo que le estaba sucediendo, y que cuando Su sufrimiento acabara, Su Padre sería honrado por lo que Él estaba haciendo.
¿Por qué sentimos tan poca alegría en nuestras vidas?
A menudo, cuando alguien pierde la alegría en su vida, es porque su atención se encuentra centrada en las cosas de la vida que no tienen ningún valor duradero. Uno de los principales objetivos de la vida Cristiana es vivir de tal manera que Dios sea profundamente honrado por ella. Cuando vivimos de esa manera, el Espíritu Santo produce alegría en nuestras vidas. Incluso puedes llegar a una etapa en tu vida en la que te regocijarás aun cuando estés atravesando situaciones muy difíciles.
Dios nos llama a apartar nuestros ojos de las cosas visibles y temporales, y a enfocarnos en lo que es invisible y eterno: “no miramos las dificultades que ahora vemos; en cambio, fijamos nuestra vista en cosas que no pueden verse. Pues las cosas que ahora podemos ver pronto se habrán ido, pero las cosas que no podemos ver permanecerán para siempre” (2 Corintios 4:18). El Espíritu Santo infunde este tipo de vida con alegría, y es este tipo de vida la que trae gloria y honor a Dios.
Yo puedo recordar muchas ocasiones en mi vida en las que la gente me trató de una manera vergonzosa, pero yo tomé la decisión de no tratarles de la misma manera. ¡El resultado fue que Dios me dio una gran alegría! Estaba alegre porque sabía que mi respuesta a esa dificultad era de agrado para mi Padre Celestial.
¿Puede darnos alegría el saber la verdad acerca de Dios y la vida eterna?
Saber simplemente que eres un hijo de Dios, y que pasarás la eternidad en el Cielo con Él, debería traer mucha alegría a tu vida. Saber que nada de lo que te suceda en la vida puede evitar que Dios cumpla Su voluntad perfecta en ti debería causarte mucha alegría. Saber que tu Padre Celestial ha perdonado todos tus pecados debería ser también otro motivo de mucha alegría para ti.
Santiago 1:2 dice: “Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar cualquier tipo de problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho”. ¿Por qué Santiago puede decir eso? Porque él sabía que Dios tenía el control total de todo lo que le sucedería. Él sabía que nada podría separarle del amor de Dios que él tenía por tener a Cristo como su Salvador. Romanos 15:13 parece decirlo de la mejor manera: “Le pido a Dios, fuente de esperanza, que los llene completamente de alegría y paz, porque confían en él. Entonces rebosarán de una esperanza segura mediante el poder del Espíritu Santo”. Mientras más le des a Cristo de tu propia vida, mayor será tu alegría. Incluso cuando parezca que la vida no te trata justamente.
Ora esta semana:
Señor, te pido que me ayudes a ver la vida de la forma en que Tú la ves y poder tener alegría verdadera en mi vida. Te lo pido en el nombre de Tu Hijo Jesucristo, amén.