Dios te Conoce, te Escucha y se Preocupa por Ti
¿Alguna vez te has sentido tan cargado y abrumado que no puedes ni hablar? ¿O alguna vez te has sentido desamparado, desilusionado, o incluso, enojado con Dios?
“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan”.
Mi vida con Jesús ha sido un viaje emocionante y aventurero, pero lleno de obstáculos y desafíos. La oración me ha ayudado a mantenerme cerca de Dios a través de todo el camino, inclusive cuando no estaba seguro de que Él me estaba escuchando. A través de cada desafío he aprendido que Dios siempre me escucha y conoce lo que hay en mi corazón; más de lo que yo pudiera conocer.
Las circunstancias desafiantes me ponen de rodillas a menudo.
Es ahí, donde encuentro y siento la certeza de que estoy seguro en las manos de Dios, sin importar lo que está sucediendo en mi vida. Entonces comienzo a pedir dirección. Él siempre es fiel para darme sabiduría y señalarme la dirección que le glorificará y dará honra a Jesús.
Pero a veces me quedo mudo, sin saber cómo orar o qué decir.
¿Alguna vez te has sentido tan cargado y abrumado que no puedes ni hablar?
¿O alguna vez te has sentido desamparado, desilusionado o, incluso, enojado con Dios? Si lo has estado, tranquilo/a, está bien. El Rey David, el escritor de la mayoría de los Salmos en la Biblia, no tenía miedo de expresar estos sentimientos, diciendo palabras como, “¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes? ¡Levántate! No nos rechaces para siempre. ¿Por qué escondes tu rostro y te olvidas de nuestro sufrimiento y opresión?” (Salmos 44:23-24)
Independientemente de cómo te sientas, la verdad está presentada claramente para nosotros: “Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras” (Romanos 8:26).
Dios no pretende que tú hagas algo por tu cuenta, ni siquiera orar.
¿No es eso increíble? Él se preocupa tanto por ti que aun cuando tú no sabes qué decirle a Dios, o cuando estás triste o tan perturbado que no eres capaz de identificar cómo realmente te estás sintiendo, el Espíritu Santo intercede por ti con palabras que tú no podrías expresar aunque lo intentaras. Dios no pretende que tú hagas algo por tu cuenta, ni siquiera orar.
Ahora yo sé que Dios escucha mi corazón y me conoce mejor que yo mismo. Esto ha cambiado completamente mi perspectiva sobre la oración. En vez de dejar que la confusión o el dolor me alejen de Dios, ahora me siento más cerca de Dios debido a la verdad presentada en Romanos 8:26. Yo descanso al saber que cualquier sufrimiento que soporte en esta tierra no es nada comparado con los que mi Salvador, Jesús, soportó cuando murió en la cruz por mis pecados, y Él siempre piensa en mi bienestar. 2 Timoteo 2 dice que "si morimos con él, también viviremos con Él; si resistimos, también reinaremos con Él". ¡Ciertamente, esas son buenas noticias!
La próxima vez que tengas problemas para saber por qué orar, pídele al Espíritu Santo que interceda por ti.
Dios dice que Él lo hará, y tú no tienes que hacer nada especial para que eso suceda. Sólo confía en Jesús. Dios se preocupa por ti y te ama más de lo que te puedes imaginar.
Ora esta semana:
Padre, ayúdame a mantenerme alejado del pecado y enfocado en Ti.