El Cuerpo de Cristo
Aunque cada miembro del cuerpo de Cristo desempeña un papel distinto, cada uno es importante y representa una parte fundamental del cuerpo entero.
El cuerpo humano tiene muchas partes, pero las muchas partes forman un cuerpo entero. Lo mismo sucede con el cuerpo de Cristo.
En la palabra de Dios, el apóstol Pablo no describe a la iglesia como una Organización sino como un Organismo: “El Cuerpo de Cristo”. En este pasaje, él continúa explicando lo que esto significa en términos prácticos:
“Si el pie dijera: «Como no soy mano, no soy del cuerpo», no por eso dejaría de ser parte del cuerpo. Y si la oreja dijera: «Como no soy ojo, no soy del cuerpo», no por eso dejaría de ser parte del cuerpo". (1 Corintios 12:15-16)
Aunque cada miembro del cuerpo de Cristo desempeña un papel distinto, cada uno es importante y representa una parte fundamental del cuerpo entero.
“El ojo no puede decirle a la mano: «No te necesito.» Ni puede la cabeza decirles a los pies: «No los necesito»”. (1 Corintios 12:21)
Ninguno de nosotros debemos considerar a otros (o a nosotros mismos) menos importantes que otros. Ser diferente no significa mejor o peor. La única parte que ES suprema es la cabeza, que es Cristo mismo.
“Si uno de los miembros sufre, los demás comparten su sufrimiento; y si uno de ellos recibe honor, los demás se alegran con él”. (1 Corintios 12:26)
Si alguien te pisa el dedo del pie, tu no dices: “El dedo duele.” Tu dices “Me duele mi dedo.” De la misma forma, cuando tu hermano o hermana en Cristo está sufriendo de dolor físico o emocional, tu no debes decir: “Ese no es mi problema.”, sino que debes ir a esa persona y ver cómo le puedes ayudar. Y si tu no puedes cambiar la situación, puede que sea suficiente con “llorar con los que lloran” (Romanos 12:15).
Existen dos formas distintas, pero igualmente importantes, de definir la palabra iglesia. Una, abarca a cada creyente en el mundo, y es comúnmente llamada “La Iglesia”. Cuando te conviertes en seguidor(a) de Cristo, tu te conviertes en parte de la “La Iglesia.” Pero, por otro lado, cada creyente está llamado a ser parte de la iglesia local. Es en este contexto en donde todas estas relaciones toman lugar y es en donde se lleva a cabo el ministerio personal.
¿Asistes a una Iglesia?
Ser parte de una iglesia es bien importante en la vida del cristiano y de la comunidad que te rodea. ¿Por qué no ayudas a un nuevo cristiano que estés discipulando a que se ubique en una iglesia local que se adecue a sus necesidades?
Tu puedes invitarles a tu iglesia o a una que quede cerca del lugar donde viven. Asegúrate que la iglesia que les sugieras sea de sana doctrina, que se preocupa por los nuevos creyentes y que enseña la Biblia. Anima a esta persona a ir a la iglesia para que pueda alabar a Dios junto a otros creyentes, que pueda crecer espiritualmente, ser alentado(a) y donde los creyentes se sirven mutuamente reflejando el amor de Cristo en la comunidad local.
La iglesia tiene que ser un lugar en donde se ore (donde tu ores por otros y que otros oren por ti) y donde se lleve acabo tu ministerio personal construyendo así el Reino de Dios. Dios puede usar el cuerpo de Cristo para influir en toda la comunidad, barrio, o villa. Dios puede traer libertad a los oprimidos y pueden cambiar las cosas de tal forma que la vida de las personas sean llenas del Espíritu Santo.
Tal vez en tu área no encuentres una iglesia a dónde ir. Si puedes, reúne a un grupo de cristianos que tu conoces. Aún si es un grupo pequeño, Dios usará a este grupo que oran y adoran juntos para impactar y empezar el cambio en tu comunidad.
Ora esta semana:
Gracias Señor por proveer la Iglesia como el Cuerpo de Cristo en la Tierra. Gracias por ser parte de ésta.