Evangelizando tu hogar: ¿Cuál es la mejor manera de hacerlo?
¡Tú puedes ser la mejor persona para compartirles las Buenas Nuevas!
Él te traerá un mensaje mediante el cual serán salvos tú y toda tu familia.
Está claro en las Escrituras que muchas veces cuando una persona confiaba en Cristo, toda la familia llegaba a conocerlo. Refiriéndose a Lidia, Hechos 16:15 dice: “Cuando fue bautizada con su familia…”
Varios versículos más adelante, se encuentra el relato del ministerio de Pablo y Silas al carcelero de Filipos. No solo confió en Cristo, sino que “en seguida fueron bautizados él y toda su familia”. (Hechos 16:33).
A veces, “hogar” parece referirse no sólo a la familia inmediata sino también a los amigos cercanos. Por ejemplo, Hechos 10:2 registra que Cornelio “y toda su familia eran devotos y temerosos de Dios”. Cuando Pedro fue a compartir el evangelio con él, Cornelio “estaba esperándolo con los parientes y amigos íntimos que había reunido.” (Hechos 10:24).
¿Quién cuenta como su 'hogar'?
De manera similar, cuando una persona confía en Cristo hoy, su ministerio más inmediato y eficaz suele ser para aquellos que conoce mejor. La pregunta es, ¿cómo haces para llegar a tus amigos cercanos? ¿Deberías tratar de hablar con ellos tú mismo, pedirle a alguien mayor en la fe que hable con ellos o llevarlos a la iglesia? ¿Cuál es la mejor manera?
No hay una manera 'correcta'
La respuesta no es limitada ni restringida. A veces, la persona que llegó a conocer a Cristo era, él o ella misma, el/la embajador(a) de las buenas noticias. En Marcos 5:19, Cristo instruyó al que antes estaba poseído por demonios para que fuera a su casa y contara a sus amigos lo sucedido. Otras veces, Jesús usó conversaciones en la mesa para llegar a la familia y amigos de un hombre (Mateo 9:10). Aún otras veces, fue a través del ministerio en el templo o la iglesia reunida en su casa en la que se salvaron los amigos de un hombre (Hechos 2:46-47, 5:42).
Por todos los medios…
El punto es simple: tú evangelizas a parientes y amigos de la misma manera que lo haces con cualquiera: comenzando donde ellos están y usando cualquier forma que sea más efectiva en ese momento. Algunos aceptarán tu invitación a una reunión evangelística donde escucharán una presentación clara del evangelio. La ventaja que esto tiene es que algunos a menudo escucharán a alguien fuera de la familia más rápido que a los parientes cercanos.
Otros pueden recibir un estudio bíblico relajado en el hogar o una cena de evangelización. Deberás sentarte con otros y compartir las buenas nuevas del Salvador con ellos uno a uno. Incluso otros podrían abrirse en la mesa, durante la cena, lejos de otros miembros de su familia.
¡Relájate! Tienes un mensaje pero una variedad de formas y escenarios. Pasa tiempo en oración pidiéndole a Dios que abra las puertas y te dé sabiduría sobre cuál sería la mejor forma para comunicarles el evangelio. Entonces, ¡ve y úsala!
Usado con permiso de Evan Tell
Ora esta semana:
Padre, ayúdame a tener el coraje y la sensibilidad para compartir, con mi familia, la esperanza que Tú me has dado.