Si el Señor no construye la casa, el trabajo de los constructores es una pérdida de tiempo. Si el Señor no protege la ciudad, protegerla con guardias no sirve para nada.
La Familia Imperfecta, "Perfecta"
Éramos una pareja joven llena de expectativas y sueños cuando nos casamos en la iglesia tradicional. Iniciamos una buena empresa que poco a poco fue creciendo y posicionándose en nuestro país. Tuvimos dos maravillosos hijos que crecieron en medio de ls mucha actividad industrial y campestre. Sus abuelos vivían en el campo donde los niños disfrutaban aprendiendo a diferenciar entre la vida apacible del lugar y la complicidad de la ciudad. Pronto aprendieron tareas tanto agrícolas y pecuarias como empresariales en las que colaboraban y de las que formaban parte. Cualquiera podría pensar que éramos la familia perfecta. Pero, ¿cuál era la realidad?
La realidad fue que hicimos de la discusión y el desacuerdo nuestro pan de cada día. Los hijos crecieron viéndonos competir por todo y por nada. Nunca hubo infidelidad, nunca hubo golpes, nunca hubo vicios ni nada abiertamente notorio, sino discordia, falta de armonía y respeto mutuo. Cada cual se comportaba como necio de acuerdo a nuestro propio parecer. La Biblia nos dice que no seamos sabios en nuestra propia opinión, sino que temamos al Señor y huyamos del mal (Proverbios 3:7). Y nosotros como necios, terminamos divorciados después de 23 años de casados sin que hubiese un motivo diferente al mutuo “no te soporto más”. Posteriormente él falleció.
Cómo Dios Obra
Decidí entonces buscar ayuda espiritual y por fin entendí que la fe no es simplemente creer que existe un Dios, sino creerle a Dios. Entendí que es únicamente por fe en Jesús, el hijo de Dios, que puedo tener salvación; entonces arrepentida pedí perdón por tanto orgullo, pecado y altivez ante mi Creador y todopoderoso Señor e inicié mi vida como seguidora de Cristo.
Luego entonces, vine a vivir a los Estados Unidos y pasados dos años, en la iglesia donde me congregaba conocí a quien es hasta hoy mi amado esposo. Pronto nos casamos e iniciamos un crecimiento espiritual y de servicio juntos; el Señor nos llamó a las misiones, donde con pasión le servimos hace casi 20 años. Llevamos una vida alegre, pacífica y feliz.
¿Dónde está el secreto?
La diferencia radica en que en el primer matrimonio, hicimos un compromiso entre nosotros dos y en el segundo matrimonio, hicimos un compromiso entre nosotros tres: mi esposo, Jesús y yo. El día antes de nuestra boda, mi esposo y yo nos pusimos de rodillas y tomados de las manos le pedimos al Señor que fuera el centro de ese nuevo hogar, prometimos no hacer nada sin Su guía y consentimiento, e imploramos por sabiduría para construir la nueva casa; no queremos una vida matrimonial en vano. Este es el secreto que gritamos a voces.
Compromiso con Cristo
Si te vas a casar, comprométete primero con Cristo y forma tu hogar con Él para tener bases firmes en la roca (Cristo) y construir un buen hogar. Y si ya estás casado y Jesús no es el centro de tu hogar, no dudes en acercarte a Dios e involúcrale en tu vida de pareja. Así tendrás un hogar sano y feliz, alineado a los propósitos de Dios con tu casa.
Ora esta semana:
Oración para los casados:
Te pido perdón Señor por vivir alejado de ti. Con humildad te ruego que entres en mi vida y seas tu el rey. Que en mi matrimonio tu seas el centro y que tu voluntad sea nuestra guia en todos los aspectos familiares, económicos y de salud, pero ante todas las cosas te clamo por mi vida espiritual y la de mis seres amados. Amén.Oración para los solteros:
Te pido perdón Señor por vivir alejado de ti. Con humildad te ruego que entres en mi vida y seas tu el rey. Te pido Señor que en el momento en que Tu traigas esa pareja perfecta según tu plan, para mi, que nuestra relación sea centrada en ti desde el principio y siempre. Amén.