Las Pruebas Nos Ayudan a Consolar a Otros
¿Por qué pone Dios a Sus hijos en situaciones tan terribles? ¿Hay algún propósito en nuestra aflicción?
Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren.
"Lamentamos informarle que ya no hay nada más que podamos hacer".
Estas fueron las palabras devastadoras que escuchamos de parte del doctor. ¿Por qué pone Dios a Sus hijos en situaciones tan terribles? ¿Hay algún propósito en nuestra aflicción?
La Vida No Siempre es Feliz
La vida no siempre resulta ser como esperamos. Después de 8 meses en el hospital y muchas cirugías, nos acercábamos a nuestra primera Navidad con casi nada de gozo ni esperanza. Estaba tan cansada de ver a mi hijo sufriendo. Pero. escuché una voz en mi cabeza que decía, “Sé como te sientes. Vi a mi Hijo sufrir también.”
Dios Entiende Nuestro Sufrimiento
Dios envió a Su hijo a sufrir por mi. El sufrimiento de Jesús empezó el día de Su nacimiento, cuando el Dios que creó el universo se limitó a Sí mismo en un cuerpo humano. “Aunque era Dios… renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano ” (Filipenses 2:6-7). Qué extraño tuvo que haber sido para Jesús tener que respirar, tener hambre, depender de padres que no eran perfectos para que suplieran Sus necesidades. Este mundo era como una prisión llena de limitaciones comparado a Su naturaleza divina. Pero Él soportó todo esto y el dolor de ir a la cruz por tí y por mi. “Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo él nunca pecó ” (Hebreos 4:15).
Dios Promete Estar con Nosotros
Dios no promete quitar el sufrimiento de nuestras vidas, pero Él promete que siempre estará con nosotros. “Aun cuando yo pase por el valle más oscuro, no temeré, porque tú estás a mi lado. Tu vara y tu cayado me protegen y me confortan” (Salmos 23:4).
Dios estuvo conmigo en aquel cuarto de hospital, y debido a esa experiencia he podido entender y consolar a otros en formas que no hubiese podido antes. Tu testimonio acerca de la fortaleza y esperanza de Dios en medio de tiempos difíciles puede hablarle a personas que tal vez no escuchen de otra forma. Cuando experimentes aflicciones recuerda lo que dicen las Escrituras “… Y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús… quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz” (Hebreos 12:1-2).
Ora esta semana:
Señor, te pido me ayudes a fijar mis ojos en la esperanza que tengo en Tu Hijo Jesucristo, no importa lo que esté pasando. Amén.