No olvides a Quién perteneces
Se te han dado muchos dones, pero depende de ti usarlos correctamente.
Entonces ella gritó: «¡Sansón! ¡Los filisteos han venido a capturarte!». Cuando se despertó, pensó: «Haré como antes y enseguida me liberaré»; pero no se daba cuenta de que el Señor lo había abandonado. Así que los filisteos lo capturaron y le sacaron los ojos. Se lo llevaron a Gaza, donde lo ataron con cadenas de bronce y lo obligaron a moler grano en la prisión.
Cuando estaba en la escuela primaria, mi maestro de salón me nominó para ser un 'super niño'. Este reconocimiento fue para todos los niños que recibieron buenas calificaciones, tuvieron un comportamiento ejemplar y mostraron grandes habilidades de liderazgo. Como recompensa, obtendríamos premios e incluso una camiseta con el logo de Superman para demostrar que éramos “especiales”.
En la Biblia, hay muchos ejemplos de personas que también fueron especiales. Hoy quiero hablar de Sansón. Tal vez lo conozcas como el hombre fuerte con el cabello súper largo que derrotó a los filisteos (Jueces 15:16), pero hay mucho más en su historia, su carácter y su fuerza sobrenatural. Profundicemos un poco más en su vida.
Sansón fue elegido y apartado
Incluso antes de nacer, Sansón fue bendecido y apartado (Jueces 13: 4-6). Se dedicó a Dios como nazareo, una persona enteramente consagrada a Dios. Como señal de obediencia, un nazareo no debía beber vino, acercarse a un cadáver o contaminarse y debía dejarse crecer el cabello como señal de su compromiso con el Señor (Números 6:1-8).
Sansón parecía el ejemplo perfecto de un nazareo. Con su cabello largo y su poderosa fuerza, tenía todo lo que lo identificaba como un seguidor de Dios a primera vista. También fue conocido como un guerrero israelita y un juez que lideró a Israel durante 20 años (Jueces 16:31). Incluso su nombre, que significa “pequeña luz” o “pequeño sol”, sirvió como símbolo en una época en que el pueblo de Israel caminaba en tanto pecado y oscuridad. (Jueces 13:1)
Sansón era un líder que Israel merecía
Con todos los títulos y su apariencia exterior, uno pensaría que Sansón vivió una vida de acuerdo a su consagración a Dios, pero la verdad es que estuvo lejos de ser obediente. A lo que fuera que él pusiera sus ojos, él simplemente lo quería. Por ejemplo, primero rompió su juramento como nazareo cuando eligió a su esposa. “...estando Sansón en Timna, se vio atraído por una mujer filistea. Cuando volvió a su casa, dijo a su padre y a su madre: ‘Me gusta una joven filistea de Timna y quiero casarme con ella’”. Los filisteos no servían a Dios y eran enemigos mortales del pueblo de Israel. Pero su desobediencia no terminó ahí. Más tarde, “Sansón fue a la ciudad filistea de Gaza y pasó la noche con una prostituta” (Jueces 16:1).
Sansón es derrotado
En última instancia, la caída de Sansón comenzó cuando se enamoró de Dalila, una mujer que lo traicionó por plata y lo entregó a los filisteos. «Nunca se me ha cortado el cabello—le confesó (a Dalila)—, porque fui consagrado a Dios como nazareo desde mi nacimiento. Si me raparan la cabeza, perdería la fuerza, y me volvería tan débil como cualquier otro hombre». (Jueces 16 :17).
Dalila lo traicionó cortándole el cabello mientras dormía, y los filisteos lo tomaron prisionero. Sacándole los ojos, lo obligaron a moler grano en una prisión.
En su quebrantamiento y humillación, Sansón suplicó a Dios y el Señor escuchó.«Señor Soberano, acuérdate de mí otra vez. Oh Dios, te ruego que me fortalezcas solo una vez más. Con un solo golpe, déjame vengarme de los filisteos por la pérdida de mis dos ojos». Entonces Sansón apoyó las manos sobre las dos columnas centrales que sostenían el templo; las empujó con ambas manos y pidió en oración: «Déjame morir con los filisteos». Y el templo se derrumbó sobre los gobernantes filisteos y todos los demás presentes. De esa manera, Sansón mató más personas al morir, que las que había matado durante toda su vida. (Jueces 16: 28-30).
Entonces, ¿qué puedes aprender de Sansón?
La historia de Sansón sirve como advertencia para todo creyente. Usó una fuerza sobrenatural para matar a un león con sus propias manos (Jueces 14:6), pero no pudo romper las cadenas del pecado. En lugar de convertirse en un gran líder para volver a su pueblo a Dios, vivió, se casó, convivió y murió con los filisteos.
Como creyentes, tenemos un “espíritu de poder” (2 Timoteo 1:7), pero no debemos usarlo para nuestro beneficio. Debemos complementarlo con amor y dominio propio para que guardemos lo que el Señor nos ha dado, y con la guía del Espíritu Santo que vive en nosotros, Su nombre será glorificado.
Ora esta semana:
“Señor, perdóname si alguna vez he actuado según mi propia voluntad y no la tuya. Dame la oportunidad de mostrar a los que me rodean que te pertenezco. Amén."