Jesús estaba en el centro de la procesión, y toda la gente que lo rodeaba gritaba: «¡Alaben a Dios[a] por el Hijo de David! ¡Bendiciones al que viene en el nombre del Señor! ¡Alaben a Dios en el cielo más alto!».
Una Entrada Triunfante
¿Qué es el Domingo de Ramos? En el Domingo de Ramos, Jesús entró en Jerusalén con una multitud que le adoraba, gritando alabanzas y bendiciones. Algunos de ellos pensaron que su héroe conquistador finalmente había llegado para ayudarles a deshacerse de las cadenas del malvado Imperio Romano. Por lo que ellos citaron las Escrituras diciendo "Señor, ¡danos la salvación!” (Salmo 118:25-26) cuando se cumpía la antigua profecía acerca del Mesías que entraría en la ciudad "montado en un burro" (Zacarías 9:9).
Todo salió Mal
Sin embargo, el animal en que Él estaba montado no era un caballo de guerra fuerte y poderoso, sino un burro humilde. Y el destino al cual Él se dirigía no era gobernar un reino terrenal, sino renunciar a Su vida. Él iba a ser coronado, no con oro, sino con espinas. En muy pocos días, otra multitud estaría gritando, no para alabarle, sino para enviarle a la muerte.
Los sueños de los seguidores de Jesús se hicieron añicos, y sus discípulos se dispersaron, cuando su héroe fue injustamente juzgado, burlado, escupido, cruelmente golpeado y luego clavado en una cruz para morir. Sus amigos se preguntaban, ¿cómo podría Dios permitir que esto sucediera?
Todo en el Plan de Dios
Sin embargo, ésto pasó exactamente como el Padre lo había planificado. Jesús asumió la culpa del pecado de un mundo entero en la cruz. Él fue castigado para que nosotros no tuviéramos que serlo. Cuando Jesús dijo: "Todo se ha terminado", Él no quiso decir que Su vida había terminado, sino que Él había hecho lo que se había propuesto hacer. En el momento de Su muerte, el velo en el templo se rasgó en dos (Mateo 27:51), lo que demuestra que el muro que separa a Dios y al hombre ahora estaba destrozado.
Así, en lo que pareció el momento más oscuro de la historia, Dios estaba logrando lo más grandioso: la salvación de la humanidad.
Nuestra Esperanza Nacida en una Aparente Tragedia
"Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo" (2 Corintios 5:21). Así como el primer hombre y la primera mujer en el Jardín del Edén, las multitudes demostraron ser fácilmente influenciadas. Ellos le estaban alabando un día y pidiendo Su crucifixión al siguiente. Aunque ellos no entendieron por completo, su grito de "¡danos la salvación!" se cumplió de una manera que nunca hubiesen podido anticipar: "Vino a los de su propio pueblo, y hasta ellos lo rechazaron; pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios" (Juan 1:11-12).
Ora esta semana:
Señor dame la fe para confiar en que Tú tienes todo en mi vida, bajo Tu control.
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