Tres Preguntas Necesarias Para Fortalecer tu Matrimonio
Todo comienza con vivir la vida en el poder del Espíritu Santo.
Por eso les digo: dejen que el Espíritu Santo los guíe en la vida. Entonces no se dejarán llevar por los impulsos de la naturaleza pecaminosa.
¿Cómo puedes fortalecer y construir un matrimonio que glorifica a Dios? Las siguientes preguntas te servirán de guía para fortalecer tu matrimonio. Y, tal y como lo indica la cita bíblica de hoy, todo comienza con vivir la vida en el poder del Espíritu Santo.
1. ¿Estamos Siendo Honestos el Uno con el Otro?
Somos llamados a “hablar la verdad en amor” y a crecer en “todo sentido hasta parecernos más y más a Cristo” (Efesios 4:15). Un matrimonio saludable se basa en la confianza mutua. Acciones deshonestas, tales como guardar secretos, decir la verdad a medias u ocultar información acerca de las finanzas o relaciones, pueden herir a tu cónyuge.
Si estás preocupado(a) o herido(a) debido a falta de honestidad en tu matrimonio, sigue el ejemplo de Jesús y habla la verdad en amor con tu cónyuge. Jesús usaba las Escrituras frecuentemente para hablar la verdad a otros. Usa las Escrituras para recordarle a tu cónyuge el pacto que ambos hicieron ante Dios y señala las expectativas que Dios tiene para cada cónyuge. Al hacer esto, no estás dirigiéndote a tu cónyuge basado en tus sentimientos acusándole, sino que estarás confrontándole con la Palabra de Dios.
2. ¿Estamos Perdonándonos el Uno al Otro?
En todas las relaciones cercanas, las personas se ofenden la una a la otra. Pero, la Biblia nos dice que seamos “comprensivos con las faltas de los demás y perdonemos a todos los que nos ofendan” (Colosenses 3:13).
En matrimonios fuertes y sólidos, el perdón debe pedirse y otorgarse libremente. No deberíamos guardar rencor porque esto levanta rápidamente una pared emocional entre tu y tu cónyuge y, peor aún, invita a Satanás a entrar a tu matrimonio (Efesios 4:27).
3. ¿Estamos Defendiéndonos el Uno al Otro?
Hablar mal de tu cónyuge con otros puede herir emocionalmente a tu cónyuge y tener un impacto negativo en la relación de esas personas con tu cónyuge. Proponte la meta de nunca insultar, corregir o humillar a tu cónyuge delante de otros. Esta es una violación directa a los mandamientos de amarse y respetarse los unos a los otros.
Si debes corregir a tu cónyuge, espera hasta que puedas hacerlo cuando estén a solas. En Mateo 18:15, Jesús dice: “Si un creyente peca contra ti, háblale en privado y hazle ver su falta”. Pon esto en práctica en tu matrimonio. Tu esposo o tu esposa deberían de tener la seguridad de que tu consideras sus sentimientos.
Ora esta semana:
Gracias Dios por bendecirnos con Tu guía a través de Tu Palabra, la Biblia.