Un Abogado Presenta un Caso sin Justificación

Ten cuidado de no fallar tu propia prueba.

Series: Devocionales

Cierto día, un experto en la ley religiosa se levantó para probar a Jesús con la siguiente pregunta: Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?

Lucas 10:25

La gente sabía que había algo diferente en Jesús. “¡Jamás hemos oído a nadie hablar como él!” decían (Juan 7:46). “...las multitudes quedaron asombradas de su enseñanza, porque lo hacía con verdadera autoridad, algo completamente diferente de lo que hacían los maestros de la ley religiosa” (Mateo 7:28-29).

Eran los líderes religiosos los que seguían tratando de “tenderle a Jesús una trampa con sus mismas palabras” (Mateo 22:15). Pero eran ellos los que siempre terminaban enredados en sus propias trampas.

Uno de los ejemplos más memorables está en la historia del Buen Samaritano:

El Interrogatorio

Un experto en la ley del Antiguo Testamento se levantó “...para probar a Jesús” (Lucas 10:25). Su pregunta se refería a cómo ganar la vida eterna. “Jesús contestó: ¿Qué dice la ley de Moisés? ¿Cómo la interpretas? El hombre contestó: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu fuerza y con toda tu mente” y “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. ¡Correcto! —le dijo Jesús—. ¡Haz eso y vivirás!” (Lucas 10:26-28). Es posible que el abogado haya respondido esta pregunta por su cuenta, o que supiera de un encuentro similar en el que Jesús le dio esta respuesta a un escriba cuando le interrogó acerca del mandamiento "más importante" (Marcos 12:28-34).

El Obstáculo

La respuesta de Jesús daba por entendido que el abogado no "había hecho esto": él no amaba al Señor con todo su corazón ni a su prójimo como a sí mismo. “El hombre quería justificar sus acciones, entonces le preguntó a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?” (Lucas 10:29) Dios estaba frente a él, diciéndole que él no calificaba para amar a Dios. La respuesta del abogado era para los otros que escuchaban. Su respuesta hizo lo que tú y yo hemos hecho muchas veces: llevar el asunto lo más detalladamente posible para tratar de encontrar algo que nos permita justificarnos.

Caso Cerrado

En vez de responderle directamente, Jesús contó la historia del Buen Samaritano (Lucas 10:30-35). En ésta, "la gente buena" (un sacerdote y un levita [un ayudante del templo]) evitaron la responsabilidad de ayudar a la víctima que sufrió un ataque violento. El que ayuda en la historia era un samaritano. Esta gente era extranjera para los judíos y les evitaban a toda costa. Sin embargo, este hizo todo lo posible para ayudar al hombre herido. Al igual que las personas religiosas de la historia, el abogado estaba tratando de evitar la responsabilidad de amar a su vecino (prójimo). Y tuvo que admitir que había sido el samaritano, el que tuvo compasión, que había sido su prójimo (y, por lo tanto, había cumplido la ley, como dice Romanos 13:8-10). Lo contrario también es cierto: si el amor de una persona falla en cualquier circunstancia, demuestra así que merece la muerte (Romanos 6:23), no la vida eterna. Santiago 2:10 dice: "Pues el que obedece todas las leyes de Dios menos una es tan culpable como el que las desobedece todas".

Cuando se trataba de Jesús, algunos de los "líderes religiosos" más confiables, engañaban a la gente y decían mentiras indignantes. Su mensaje les enfureció porque era verdad. Algunos de los líderes religiosos mencionados en los Evangelios pertenecían a grupos que ni siquiera podían soportarse unos a otros, excepto cuando se trataba de oponerse a Cristo. Su verdad y Su amor perfectos, confrontando la autoridad injusta de éstos, le llevaron a la cruz. "Pero Dios lo levantó de entre los muertos" (Hechos 13:30).

Tú podrías sorprenderte de los enemigos que vas a tener cuando empieces a seguir a Jesús seriamente. Éstos podrían ser tus amigos más religiosos. “...todo el que quiera vivir una vida de sumisión a Dios en Cristo Jesús sufrirá persecución; pero los malos y los impostores serán cada vez más fuertes. Engañarán a otros, y ellos mismos serán engañados” (2 Timoteo 3:12-13).

La verdad es que tus amigos religiosos (al igual que aquellos en los tiempos de Jesús) bien podrían haber ignorado a Jesús. Recuerda, Él no ha “...venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores y necesitan arrepentirse" (Lucas 5:32). Todos hemos fallado al estándar de Dios (Romanos 3:10) y nos hemos ganado la separación eterna de Él (Romanos 6:23). Pero hasta tanto estemos dispuestos a admitir esta culpa, también le echaremos de menos. Se ha dicho que cuando "racionalizamos" nuestro pecado, nos estamos diciendo "mentiras racionales". Para escuchar Su llamado, tú debes entender el caso que Jesús presentó contra el abogado. La ley no puede hacernos justos ante Dios (Gálatas 2:21). Ésta sólo puede mostrar que no le hemos dado todo nuestro corazón a Dios y que no amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Pero si tú te declaras "culpable", estarás listo para Su gracia.

Ora esta semana:

Examíname, oh, Señor, y muéstrame en qué áreas de mi vida me estoy engañando a mí mismo acerca de mi relación contigo o con los demás.


Se nos ha dicho en 2 Corintios 13:5 que "nos examinemos a nosotros mismos". ¿Ha habido algún momento en tu vida en el que te viste a ti mismo como un pecador a quien Cristo llamó al arrepentimiento? Háznoslo saber.

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