Una Cuestión de Vida y Muerte

Cómo manejar la depresión y los pensamientos suicidas

Una Cuestión de Vida y Muerte
Series: Devocionales

Porque yo sé los planes que tengo para vosotros, declara el SEÑOR, planes de bienestar y no de mal, para daros un futuro y una esperanza.

Jeremías 29:11

Todo me abrumaba, inclusive las interacciones con otros y hasta las tareas más pequeñas. Parecía que estaba caminando penosamente a través del lodo para pasar el día, cada pensamiento, cada movimiento. Sobre todo, estaba entumecido.

No supe cómo empezó esta miseria gris. Y parecía no tener fin. Estaba clínicamente deprimido.

El año anterior, había aprendido un poco sobre la depresión y el suicidio después de que nuestro hijo de 20 años se quitara la vida. Sabía que muchas personas sufrieron depresión en algún momento de su vida, pero también aprendí que hay esperanza tanto para la depresión como para los pensamientos suicidas.

Depresión, no solo desánimo

La depresión clínica, o trastorno depresivo mayor, no es lo mismo que sentirse desanimado. La depresión clínica dura dos o más semanas y puede incluir síntomas como fatiga, dificultad para concentrarse o recordar, sentimientos de desesperanza o inutilidad, pérdida de interés en las cosas que antes disfrutaba, o insomnio o dormir demasiado, por nombrar algunos.

Cuando me di cuenta que tenía depresión clínica, no tenía la energía emocional para buscar una solución. No pude forzarme a mí mismo a mejorar a través de la voluntad propia, a pesar de que fui disciplinado. Además, las disciplinas espirituales (oración, memorización y meditación de las Escrituras, estudio y lectura de la Biblia) que alguna vez me habían sido útiles en tiempos de desánimo y angustia, ahora parecían impotentes.

Como había leído que había esperanza para la depresión y no quería seguir viviendo así, un día decidí pedir ayuda.

La Palabra con “S”

A veces es difícil sacar el tema. Pero lo hago porque me preocupo por ti. Si estás deprimido, ¿has pensado en hacerte daño? ¿Has pensado en el suicidio?

En este momento, el suicidio puede parecer la única salida. ¡Pero no lo es!

Si tienes pensamientos suicidas, no estás solo. Tal vez has intentado suicidarte. No lo he intentado, pero pensé seriamente en quitarme la vida cuando era adolescente. Los que intentan suicidarse y sobreviven dicen que querían que terminara el dolor; en realidad no querían morir.

El suicidio acaba con el dolor terrenal de la víctima, pero multiplica el dolor de familiares y amigos que la aman profundamente. Como el monstruo Hidra de la mitología griega al que le crecieron dos cabezas cuando le cortaron una, así cuando se completa un suicidio, el dolor en esa vida termina, pero el dolor intenso en diez, veinte o más vidas toma su lugar.

Por favor considera otra forma...

Pide ayuda

Si estás deprimido o tienes pensamientos suicidas, entonces tienes dolor. Dios nos creó para buscar alivio cuando sufrimos. Pero como una de Sus creaciones únicas y atesoradas, Él también valora tu vida. Él quiere que busques aliviar el dolor de manera saludable.

Si estás pensando en suicidarte, busca ayuda ahora. Llama a una línea directa de prevención del suicidio o comunícate con un voluntario de Global Media Outreach/El Camino Hacia Dios. Si estás en crisis, ve a la sala de emergencias del hospital de tu localidad.

Por favor, no dejes de buscar ayuda. Tu vida es demasiado preciosa. Dios se preocupa profundamente por ti, al igual que los demás.

Tal vez no tengas pensamientos suicidas pero estás deprimido. Hay formas saludables de salir de la depresión.

Cuando estaba deprimido, contacté a un consejero cristiano que había conocido anteriormente. Ya consciente de mi historia y del suicidio de mi hijo, el consejero sugirió algunas medidas simples para probar. Me recomendó lo siguiente: caminar al aire libre todos los días mientras me enfoco en un aspecto de la naturaleza, llevar una foto de algo que me haga sonreír y mirarla con frecuencia, y dedicar 30 minutos al día a algo que disfrute.

Estas medidas simples, junto con mantener un estilo de vida de alimentación saludable, ejercicio y hábitos de sueño regulares, probablemente contribuyeron a poner fin a mi época oscura. Pero si la depresión hubiera continuado, habría hecho citas de seguimiento. Si el asesoramiento por sí solo no hubiera ayudado, la medicación podría haber sido una opción. A veces, la depresión es causada por un desequilibrio químico en el cerebro y los medicamentos pueden corregirlo.

La depresión y los pensamientos suicidas son parte de los muchos desafíos que enfrentamos en un mundo caído que vive en cuerpos quebrantados. Una llamada de ayuda no es debilidad, sino fuerza. Pídele a Dios la fuerza para pedir la ayuda que necesitas.

Usado con permiso de Global Media Outreach de Lynelle Watford, ForeverWaters.com.

Ora esta semana:

Señor, dame valor para buscar la ayuda de los demás cuando la necesite, sabiendo que Tú eres mi principal fuente de ayuda y fortaleza.


¿Tú o alguien que conoces necesita buscar ayuda por depresión o pensamientos suicidas?

Haz clic AQUÍ para hablar con alguien al respecto.

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