Una Prueba de Fe
¿Se te hace difícil compartir el evangelio de Jesucristo con aquellos a tu alrededor que aún no conocen a Dios?
Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes.
Cuando estuviste en la escuela o la universidad, tuviste que prepararte para una prueba o un examen. Prestaste atención al maestro, leíste el libro y con mucho esfuerzo (y a veces suerte), pudiste aplicar tus conocimientos para aprobar el examen. De la misma manera, la vida cristiana está llena de pruebas y desafíos. Has aprendido acerca de Cristo y lees la Biblia ... ¿Pero puedes aplicar tus conocimientos acerca de Dios y la Biblia, para probar tu fe? Dios permite que las situaciones de la vida nos prueben y pulan nuestra fe. La misma Biblia nos dice que nosotros podemos dar "gracias a Dios en toda situación" (1 Tesalonicenses 5:18), porque Él usa las circunstancias difíciles para ayudarnos a crecer y conocerle mejor.
La Esperanza Cristiana
La prueba más importante de tu vida podría ser cuando tu fe es desafiada. ¿Qué sucedería si alguien que no es creyente te pregunta por qué esperas en el Señor? ¿Qué harás si tuvieras que enfrentar burlas o persecución por tus creencias? Recuerda que "hemos sido justificados mediante la fe, [y] tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo" (Romanos 5:1). Esta "fe es la confianza de que en verdad sucederá lo que esperamos; es lo que nos da la certeza de las cosas que no podemos ver” (Hebreos 11:1). Entonces, repito, nosotros podemos agradecerle a Dios "al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación. Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios...” (Romanos 5:3-5).
Pruebas de Fe
En medio de una prueba o desafío, tu puedes confiar en el Señor quien, “día tras día sobrelleva nuestras cargas” (Salmo 68:19). Jesús conoce tus luchas. Como humano, Cristo mismo "fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo" (Mateo 4:1) al comienzo de su ministerio, y fue "tentado en todo de la misma manera que nosotros" (Hebreos 4:15). Jesús constantemente clamó al Padre, y alentó a Sus seguidores a orar "para que no caigan en tentación" (Lucas 22:46). Con la oración, podemos seguir las instrucciones de la Biblia para examinarnos a nosotros mismos "para saber si [tu] fe es genuina” (2 Corintios 13:5). Entonces estaremos listos cuando la vida nos desafíe y podremos considerarnos muy dichosos cuando tengamos que enfrentarnos con diversas pruebas, pues ya sabemos que la prueba de nuestra fe produce constancia (lee Santiago 1:2-3).
Prepárate para Responder
Si le estás pidiendo diariamente al Señor que bendiga a las personas que te rodean, estás desarrollando amistades con aquellos que te rodean que aún no creen y que tengas oportunidades de ayudarles en sus necesidades, de alentarles y orar por ellos; ya estás alentando a las personas a conocer a Jesús y compartir el evangelio.
A medida que continúes orando, no te sorprendas si los no creyentes a tu alrededor, comienzan a hacerte preguntas sobre tu fe. A lo mejor no se te hace fácil iniciar este tipo de conversación acerca de Jesús, ¡pero es fácil responder a las preguntas!
No temas. Simplemente responde con honestidad, cualquier pregunta acerca de tu fe y acerca de tu experiencia personal al conocer a Cristo. Hazlo siempre con gentileza y respeto hacia la persona con quién estás hablando; ¡esto puede ser el comienzo de una jornada maravillosa para ambos!
Cuando te veas con la oportunidad de tener este tipo de conversación, no te sientas mal si hay alguna pregunta acerca del Cristianismo que no puedas responder. Aprovecha la oportunidad para descubrir las respuestas y luego compartirlas con la persona. Y recuerda que si necesitas ayuda, estamos aquí siempre para ayudarte.
Ora esta semana:
Gracias Padre porque a través de las pruebas, Tú me ayudas a crecer en mi fe.