¿Alguna vez te has sentido tan cargado y abrumado que no puedes ni hablar? ¿O alguna vez te has sentido desamparado, desilusionado, o incluso, enojado con Dios?
Cuando estamos espiritualmente preparados y hemos identificado dónde hacer la obra de Dios, Él nos puede usar para ministrar a las personas a nuestro alrededor.