Día 26: En el Mundo, pero No del Mundo
¿Cómo mantengo mi equilibrio en mi vida diaria?
Ellos no son del mundo, como tampoco lo soy yo. Como tú me enviaste al mundo, yo los envío también al mundo.
Uno de los desafíos más grandes de la vida cristiana es nuestra relación con el mundo que nos rodea; sobre todo en situaciones en que compañeros o amigos se comportan de manera contraria a las normas cristianas. Al relacionarnos con los demás, podemos errar de dos maneras:
Una es aislarnos para estar simplemente solos. Pero, ¿qué pasa si con nuestro aislamiento le robamos a otras personas la influencia divina que pudiéramos tener en sus vidas? ¿Podremos nosotros ser, la única “Biblia” que ellos están leyendo?
El otro error es amoldarnos y ser como todos los que nos rodean. La Biblia nos instruye a no involucrarnos en las áreas que son no negociables y a la vez, a ser flexibles y accesibles de manera que podamos conectarnos con los demás (lee Malaquías 3:18, 1 Corintios 9:19–22).
Jesús nos mostró un enfoque equilibrado. Ni se aislaba ni se dejaba amoldar. Se relacionaba con la gente ahí dónde se encontraban, pero sin hacer concesiones.
Billy Graham dijo que deberíamos ser como la corriente del Golfo cuando fluye por las frías aguas del Atlántico: “La corriente del Golfo está en el océano, pero no es parte del mismo. Los creyentes están en el mundo, pero no deben dejarse absorber por el mundo”. Tenemos que retener nuestra identidad y propósito, pero también tener un efecto en el ambiente que nos rodea. Tenemos que estar en el mundo, pero no ser de este mundo.
A medida que has estado creciendo en tu relación con Jesús, ¿cómo es tu vida en Cristo diferente a la del mundo? ¿Has enfrentado conflictos con el mundo a medida que tu vida ha ido cambiando? Pídele a un cristiano que te ayude con estos conflictos.